Un desafío de Marruecos al conjunto de la Unión Europea que exige una respuesta clara y contundente
La Ciudad Autónoma de Ceuta ha sido escenario de la mayor llegada de inmigrantes irregulares en un solo día en España registrada desde 1995. A última hora de ayer, 17 de mayo, se contabilizaban en más de 5.000 las personas, en su mayoría jóvenes y muchas de ellas menores, que habían accedido a territorio español cruzando a nado desde los espigones de la bahía de Ceuta, ante la evidente inacción de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad marroquíes.
Las imágenes de colas de personas en el lado marroquí esperando su turno para poder alcanzar tierra europea en Ceuta se han sucedido durante la noche, mientras las autoridades ceutíes se reunían de forma urgente para intentar hacer frente a una crisis institucional sin precedente. En apenas unas horas, ayer llegaron más inmigrantes a Ceuta que en lo que va de año a Canarias. El flujo de entrada de población irregular en suelo comunitario a través de Ceuta ha batido récords y exige una reacción inmediata para atajar la crisis humanitaria, institucional y diplomática que le ha estallado a la Unión Europea.
El pasado viernes, el Observatorio de Ceuta y Melilla organizó un coloquio en el que se abordó la realidad de Ceuta y Melilla como frontera sur de Europa. Todos sus participantes, desde el vicepresidente segundo de Ceuta, Carlos Rontomé, hasta los eurodiputados Juan Fernando López Aguilar (S&D) y Juan Ignacio Zoido (PPE), pasando por el coronel Antonio Sierras, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Melilla, coincidieron en que es necesaria una mayor implicación de la Unión Europea en Ceuta y Melilla, frontera terrestre de la UE en África.
En dicho coloquio quedó de manifiesto que Marruecos tiene una estrategia sobre Ceuta y Melilla y la voluntad para mantenerla a largo plazo. Tanto Carlos Rontomé como Juan Fernando López Aguilar señalaron el poder que tiene Rabat a la hora de presionar a España, y por tanto a la Unión Europea, con el control de los flujos migratorios. Ambos pusieron de ejemplo las llegadas de inmigrantes a nado por los espigones de la bahía de Ceuta, en una suerte de prolegómeno de lo ocurrido en estas últimas horas.
Como contraste, el coronel Sierras ejemplificó la actuación de la gendarmería marroquí la madrugada del pasado viernes que contuvo un intento de salto a la valla de Melilla antes siquiera de que los migrantes pudieran acercarse a la frontera. La conclusión es clara: las autoridades marroquíes deciden cómo y cuándo se producen los saltos, cruces y salidas de embarcaciones hacia territorio comunitario desde Marruecos, y lo hacen utilizando el flujo migratorio como una herramienta más en la puesta en marcha de dicha estrategia.
En el caso concreto de este cruce masivo sin precedentes, el grueso de la población es marroquí y principalmente joven. Como algún analista apuntaba anoche, Marruecos está utilizando a su propia población como munición en el marco de esa estrategia definida sobre Ceuta y Melilla que confluye con las reivindicaciones que periódicamente se lanzan desde Rabat en relación con la soberanía de las ciudades autónomas, el cierre de la frontera terrestre y las restricciones impuestas desde Marruecos al flujo comercial, y las reivindicaciones sobre el Sáhara Occidental que, como señala el informe Marruecos, el Estrecho de Gibraltar y la amenaza militar sobre España, sitúa al reino alauí como una potencia en la región empoderada por el creciente reconocimiento internacional de sus pretensiones territoriales.
Lo sucedido en Ceuta en las últimas horas exige una reacción contundente del Gobierno de España, pero sobre todo de la Comisión Europea y del conjunto de las autoridades comunitarias, pues el desafío planteado por Marruecos apunta directamente a Bruselas. Es hora de que la UE reaccione ante lo que está ocurriendo en su frontera sur.
