Tras meses de deliberada ambigüedad por parte del nuevo presidente estadounidense sobre la cuestión del Sáhara Occidental, la administración Biden se ha pronunciado por primera vez de forma relativamente clara. El portavoz del secretario de Estado, Ned Price, declaró la semana pasada que «existen unas diferencias muy importantes y profundas« hacia el Magreb en comparación con las políticas de la administración Trump.
Biden había mantenido la duda sobre cuál era la posición de la nueva administración con respecto al reconocimiento que hizo Trump de la soberanía marroquí del Sáhara Occidental por varias razones. Por un lado, la tensión de los últimos meses en Israel y Palestina ha sido un factor clave a la hora de evitar decisiones. El reconocimiento estadounidense conllevaba el restablecimiento de relaciones entre Marruecos e Israel en el marco de los Acuerdos de Abraham, por lo que Biden no quería empeorar una situación ya de por sí frágil. Por otro lado, cualquier decisión perjudicará los intereses estadounidenses en algún ámbito, ya sea la importante relación histórica que mantiene Washington con Rabat o el objetivo de Biden de reforzar el orden mundial regido por las leyes de Naciones Unidas.
En este último ámbito, posicionarse a favor de Marruecos podría perjudicar la credibilidad estadounidense a la hora de oponerse, por ejemplo, a la anexión rusa de Crimea. El problema al que se enfrenta Biden es que su estrategia de ambigüedad deliberada tiene caducidad, pues en octubre está obligado a pronunciarse hacia un lado u otro. Ese mes debe renovarse en el Consejo de Seguridad de la ONU el mandato de la misión MINURSO, desplegada desde 1991 para encontrar una solución al conflicto, y que no reconoce las ambiciones marroquíes sobre el Sáhara.
Con la fecha de octubre en mente, las declaraciones del portavoz del secretario de Estado parecen poner a EEUU en la senda de revertir la decisión de Trump, aunque todavía es pronto para sacar una conclusión definitiva. Price anunció que EEUU está discutiendo de forma privada con Marruecos, España y otros países de la región sobre el asunto del Sáhara. En este sentido, hay indicios en la prensa que apuntan a que el objetivo de Biden podría ser la revitalización del mandato de la ONU con el nombramiento de un nuevo enviado que retome las estancadas negociaciones de paz.
Desde el punto de vista de Marruecos, la ambigüedad estadounidense es irritante ya que, como se ha visto en los últimos meses, la política exterior marroquí había dado por hecho el apoyo estadounidense a sus ambiciones, lo que se ha traducido, por ejemplo, en un conflicto diplomático con Alemania y unas acciones hostiles sin precedentes en Ceuta. Sin embargo, su fracaso diplomático con el asalto a Ceuta ha demostrado un grave error de cálculo por parte de Rabat con respecto a España y la UE, pero especialmente con respecto al verdadero apoyo de EEUU, pues Marruecos esperaba que la presión ejercida sobre España cambiase la posición española y europea sobre el Sáhara siguiendo el ejemplo de EEUU. En su lugar, la UE ha cerrado filas detrás de España y EEUU ha evitado involucrarse en la crisis.
Se puede especular que la crisis de Ceuta, así como el enfrentamiento entre Marruecos y Alemania, han podido tener un impacto en la posición estadounidense, al ver las consecuencias de su apoyo para la estabilidad de la región. Ya antes de estas recientes declaraciones del Departamento de Estado, EEUU había modificado las maniobras African Lion 2021 para excluir al Sáhara Occidental, desmintiendo los alardes del Gobierno marroquí. España había rechazado participar en esas maniobras precisamente por la previsión de que tuviesen lugar en el Sáhara Occidental.
Queda por ver cómo evolucionará la posición estadounidense hasta el mes de octubre, pero los últimos movimientos parecen indicar que Biden está enfriando el claro acercamiento a Marruecos de Trump. Una de las opciones disponibles para Biden puede ser darle prioridad al proceso de paz de Naciones Unidas a partir de octubre, algo que, sin embargo, afectaría gravemente a su relación con Marruecos.