Las consecuencias del asalto marroquí a la frontera española y europea en Ceuta siguen emergiendo un mes después y con ambos países todavía inmersos en una grave crisis bilateral. La excepción que existe en Ceuta y Melilla con respecto al Tratado de Schengen, que hasta ahora ha supuesto que los residentes de Tetuán pudiesen acceder sin visado a Ceuta y los de Nador a Melilla, podría ser la próxima secuela importante. Desde la última semana, y a raíz de la crisis que se vive con Marruecos, el Gobierno estaría barajando la posibilidad de suprimir el régimen especial que se impuso sobre las dos ciudades españolas España pasó a formar parte del espacio Schengen en 1991. Tanto Arancha González Laya, ministra de Exteriores, como Juan González-Barba, secretario de Estado para la Unión Europea, han indicado que existe tal posibilidad.
Esta medida estaría enmarcada dentro de la estrategia del Gobierno de reforzar el carácter europeo de las dos ciudades, algo que se está apoyando desde Bruselas con declaraciones unívocas como las de la comisaria de Interior, Ylva Johansson: “Las fronteras españolas son fronteras europeas.” Por su parte, tanto Juan Jesús Vivas, presidente de Ceuta, como Eduardo de Castro, presidente de Melilla, apoyan la inclusión en Schengen. Vivas, por su parte, también ha agradecido el renovado compromiso del Gobierno nacional con las dos ciudades autónomas, que se ha visto recientemente con las visitas del secretario de Estado de Política Territorial y Función Pública y el secretario de Estado para la Unión Europea. Además, el Ejecutivo planea multiplicar la presencia de miembros del Gobierno en las dos ciudades autónomas, está preparando un plan económico ante la asfixia a la que somete Marruecos a los dos enclaves, e incluso ha abandonado las reticencias tradicionales de España para pedir la presencia de Frontex, la agencia europea de fronteras, en Ceuta y Melilla.
Si las dos ciudades se incluyen en el espacio Schengen será necesario que los marroquíes obtengan un visado para entrar y la aduana y frontera real pasaría a estar en paso con Marruecos y no en el puerto como ahora. De esta forma se podría reducir la presión migratoria y su impacto sobre determinados servicios y ámbitos, así como mejorar la eficacia en la contención de dicha inmigración y lograr que sean las autoridades españolas y no las marroquíes las que decidan quién entra en Ceuta y Melilla.
La exención de visado vigente hasta ahora tenía como objetivo facilitar un pequeño tráfico fronterizo, con claros beneficios económicos que, sin embargo, ha derivado en abusos y descontrol de la migración. El 1991 se introdujo la excepción por las buenas relaciones bilaterales entre España y Marruecos y por la intención de que la prosperidad de Ceuta y Melilla fuese ligada a la de su entorno. Sin embargo, estas razones ya no son válidas. El asalto a Ceuta puso de manifiesto la hostilidad en las relaciones bilaterales y el tráfico fronterizo lleva interrumpido desde que Marruecos cerrara las fronteras unilateralmente en marzo de 2020. Por si fuera poco, en agosto de 2018 Marruecos terminó con el comercio transfronterizo en Melilla, cerrando unilateralmente la aduana comercial. Esto, junto con el fin del contrabando tolerado en Ceuta, entra dentro de la estrategia marroquí de asfixiar económicamente a Ceuta y Melilla. Históricamente Marruecos ha impedido la apertura de una aduana comercial en Ceuta, por lo que el contrabando transfronterizo ha sido un importante activo económico a ambos lados de la frontera.
Es evidente que la hostilidad marroquí en todos los ámbitos, así como la acuciante asfixia económica de las dos ciudades, han cambiado los cálculos en la relación entre España y Marruecos y que medidas y propuestas para Ceuta y Melilla que antes se rechazaban por miedo a la reacción marroquí ahora se consideran viables dada la crisis histórica que se vive.